domingo, 17 de noviembre de 2013

Carta a las organizaciones supuestamente “pro-vida”:


Toda vuestra campaña de manipulación está basada en mentiras, haciendo creer a la sociedad que os preocupáis por la vida cuando en realidad lo que promovéis es la muerte y la culpabilización de las que realmente son vidas: las mujeres. 

Defendéis un discurso engañoso que confunde la realidad con la fe. En una sociedad avanzada no se puede legislar basándose en afirmaciones de credos o moralinas rancias, mezclando hechos científicos con conceptos espirituales como la existencia del alma. Por favor, seamos seri@s y no insultéis nuestra inteligencia. 

Una democracia debe basarse siempre en EVIDENCIAS CIENTÍFICAS. Evidencias como que la mujer sí es un ser humano y ella tiene derecho a decidir lo que hacer con su cuerpo y con su vida. Evidencias como que la Organización Mundial de la Salud promueve con urgencia el aborto legal y seguro como uno de sus derechos reproductivos y derecho fundamental de las mujeres.  O evidencias como que el aborto inseguro es una pandemia silenciosa y acabar con ella es un imperativo urgente para la salud pública y los derechos humanos.


Impedir a una mujer abortar si así lo desea, es una privación de su libertad y una negación del derecho a controlar su propio cuerpo. Mujer no es sinónimo de madre, a ver si os entra en la cabeza.

Nos insultáis y engañáis inventando que el aborto es una causa de muerte. Lo que realmente está reconocido científicamente es la muerte de mujeres que tienen que abortar de manera clandestina porque, por culpa de grupos como el vuestro, no se les ofrece una intervención segura a manos de profesionales y en lugares acondicionados para hacerlo de forma adecuada.

Vosotros sois los que tenéis las manos manchadas de sangre: la sangre de millones mujeres a las que queréis obligar a ser madres en contra de su voluntad y que por ello no tienen más opción que acudir a negocios clandestinos que, de esta manera, estáis ayudando a crear y fomentar.

Ni el estado ni, mucho menos, la iglesia debe meterse en la decisión de ser o no ser madre. El deber del estado es, por un lado, el de garantizar una adecuada educación sexual sin tapujos moralistas con la que las mujeres realmente puedan decidir qué hacer y cómo hacerlo, porque ser madre no debe ser una imposición si no una decisión consciente, escogida y digna. También debe ofrecer información y acceso a métodos anticonceptivos para que no se den casos de embarazos no deseados. 
Por otro lado, debe garantizar las mejores condiciones para que si, a pesar de lo anterior, una mujer queda embarazada en contra de su voluntad, pueda ser atendida en condiciones de salubridad que no pongan en riesgo su vida. Y por último, debe garantizar que si una mujer quiere tener un hijo o una hija, pueda hacerlo en las mejores condiciones y que ningún elemento externo intervenga en su decisión.


En todo esto las creencias religiosas no tienen cabida.  La iglesia, al ser una creencia personal y subjetiva, debe mantenerse totalmente al margen.


Todo el mundo debe conocer cuáles son los intereses que hay detrás de todo esto. Las organizaciones ULTRACATÓLICAS y ULTRACONSERVADORAS, como por ejemplo redmadre, tienen como verdadero objetivo conseguir financiación pública para adoctrinar y manipular a la sociedad con todas estas mentiras. Una manera más de financiar a la iglesia con el dinero de todas y de todos.

1 comentario:

  1. A LAS MAL LLAMADAS DEFENSORAS ((DE NADA)):

    Toda vuestra campaña de manipulación está basada en mentiras, haciendo creer a la sociedad que os preocupáis por la vida cuando en realidad lo que promovéis es la muerte y la culpabilización de las que realmente son vidas: las mujeres y los hombres en fase de desarrollo. Vosotras lo fuistéis, aunque no lo recordéis.

    Defendéis un discurso engañoso que confunde la realidad con los dogmas y los prejuicios que a uno más le convienen. En una sociedad avanzada no se puede legislar basándose en afirmaciones ideologías o eslóganes rancios, mezclando hechos científicos con conceptos panfletarios como la existencia de una libertad absoluta y deforme. Por favor, seamos seri@s y no insultéis nuestra inteligencia.

    Una democracia debe basarse siempre en EVIDENCIAS CIENTÍFICAS. Evidencias como que el embrión humano sí es un ser humano, que contiene la misma carga genética que el adulto, pero sin desarrollarse y que tiene, o debería, tener los mismos derechos. Evidencias como que para ejercer cualquier derecho (que no olvidemos que conlleva también responsabilidad) hay que tener vida. Por tanto la vida es el primero y fundamental derecho de todo ser humano, contra el cual atenta el aborto. O evidencias como que el aborto es una pandemia silenciosa y acabar con ella es un imperativo urgente para la salud pública y los derechos humanos.


    Permitir a una mujer abortar si así lo desea, es una privación de la libertad de la persona que está gestando y una negación del derecho a controlar su propio cuerpo. Mujer no es sinónimo de madre, a ver si os entra en la cabeza; y is derechos terminan donde empiezan los del otro

    Nos insultáis y engañáis ocultando que el aborto es la mayor de las causas de muerte. Lo que realmente está reconocido científicamente es que si a esa niña o a ese niño se le deja desarrollarse naturalmente, ayudando a la madre si es necesario, puede ser una persona más que aporte su granito a esta sociedad.

    Vosotros sois los que tenéis las manos manchadas de sangre: la sangre de millones de fetos abortados. Habéis conseguido que el crímen sea un derecho, pero que lo sea no elmina la realidad: es quitar una vida humana a ser madres en contra de su voluntad.

    Ni el estado, ni la iglesia, ni mucho menos los grupos radicales, deben meterse en la decisión de ser o no ser madre. Y menos aún en la decisión de quien merece la pena que viva. El deber del estado es, por un lado, el de garantizar una adecuada educación sexual con la que las mujeres realmente puedan decidir qué hacer y cómo hacerlo, porque ser madre no debe ser una imposición si no una decisión consciente, escogida y digna. Y ofrecer la iformación de que ningún método anticonceptivo es 100% eficaz, por tanto cabe la posibilidad de tener que hacer algo muy humano: afrontar las consecuencias.
    Por otro lado, debe garantizar las mejores condiciones para que si, a pesar de lo anterior, una mujer queda embarazada en contra de su voluntad, pueda ser atendida en condiciones de salubridad que no pongan en riesgo su vida, ni la vida que lleva en su interior, que, evidentemente, es la parte más débil y la menos culpable. Y por último, debe garantizar que si una mujer quiere tener un hijo o una hija, pueda hacerlo en las mejores condiciones y que ningún elemento externo intervenga en su decisión.


    En todo esto los dogmas ateos no deben tener cabida. La cultura de la muerte, al ser una creencia personal y subjetiva, debe mantenerse totalmente al margen.


    Todo el mundo debe conocer cuáles son los intereses que hay detrás de todo esto. Las organizaciones abortistas más importantes han demostrado ser un gran negocio en donde la persona es lo menos importante. Se venden órganos y se saltan la legislación. Todo ello financiado con el dinero de todas y de todos.

    ResponderEliminar