La Policía Nacional prohíbe una protesta feminista nel seminariu d'Uviéu amenazando con identificaciones y denuncies. ¡¡Fuera rosarios de los nuestros ovarios!! ¡¡Tamos fartes de represión!!
Niégase la llibertá d'espresión y circulación dientro d'un recintu pagáu con dineru públicu y privatizáu. Con dineru públicu organicen unes xornaes d'alternatives al abortu, que llamen pro-vida.
Nosotres somos les pro-vida, porqu'importenmos los drechos y la vida de toles persones, y qu'estes puedan desarrollase nuna sociedá xusta.
Molesta-yos los nuesos glayíos...pues glayemos más fuerte: ¡ABORTU LLIBRE, LLEGAL, SEGURU Y GRATUITU!
miércoles, 26 de marzo de 2014
sábado, 15 de marzo de 2014
Sin Tierra Para Cultivar, Sin Recurso Para Subsistir
Micheline Seviene Bugandu no
tiene más de 20 años. Fue violada por hombres armados cerca de su casa, en la
localidad de Minova, un pequeño pueblo de la provincia de Sud Kivu, en la zona
este de República Democrática del Congo. Ahora trabaja en una asociación que
ayuda a mujeres que, como ella, han sido rechazadas por sus familias para
alzar la voz contra la violencia. "Cuidamos de las mujeres víctimas de la
violencia y traumatizadas a causa de la guerra; también a sus hijos, muchos
víctimas de las violaciones o huérfanos", explica esta joven, la mirada
viva bajo un paño tradicional de luminosos colores, verdes y amarillos, que le
cubre la cabeza.
En la
asociación en la que colabora Micheline, al igual que en muchas otras que
trabajan incansablemente al este de la RD Congo, más de 250 mujeres han
encontrado un espacio para recuperarse de la violencia que empapa la sociedad
congolesa a causa de décadas de guerra. Viven de los productos agrícolas que
explotan en parcelas de tierra comunitaria, comprada y cedida por la asociación.
Allí cultivan maíz, mandioca, patatas y judías que luego consumen y, si sobran,
venden.
El
acceso a la tierra y a los recursos naturales es imprescindible para la
subsistencia de la amplia mayoría de la población en RD Congo. Pero al igual
que en muchos otros países, las costumbres y las prácticas locales continúan
jugando un papel muy importante a la hora de fijar las reglas de acceso a la
tierra, discriminando a las mujeres y exponiéndolas a situaciones de extrema
vulnerabilidad.
Más del 80% de las tierras en
RD Congo están aún bajo el régimen del derecho consuetudinario. El marco legal
establecido por el Gobierno, que sí reconoce el derecho de las mujeres a
acceder a la tierra, no ha calado en las zonas rurales, donde los jefes
comunitarios continúan gestionando los recursos naturales de forma
patriarcal. Así, como dicen varios cantos en lengua local, el swahili, las
mujeres de la provincia de Sud Kivu no tienen derecho a
acceder a las instancias de toma de decisión (...omuka- zi arhaja ukubwami...),
no son capaces de gestionar la tierra (...omukazi arhaku- la...) y no tiene
derecho a pedir una parcela para cultivar (...omukazi arhaja ukubwami...).
Esto también tiene repercusiones sobre el derecho a la herencia de las mujeres,
de tal manera que en muchos casos solo pueden cultivar la tierra cedida por
sus padres o maridos. La ausencia o la dificultad de acceso al registro civil
para inscribir los nacimientos y matrimonios fragiliza aún más sus derechos.
Pero
es que este hermoso país del corazón del África subsahariana se enfrenta además
desde hace décadas a un conflicto armado que causa cada año miles de muertos y
desplazamientos masivos de población. La violencia ha exacerbado la
vulnerabilidad de las mujeres. La amplia mayoría de los desplazados por la
guerra que caminan por la ciudad congoleña de Goma, en la frontera con Rwanda,
y buscan acogida en los campos de refugiados de los actores humanitarios, son mujeres con niños a su cargo, así
como viudas y huérfanos.
A la
masculinización de las reglas de acceso a la tierra y la ausencia de tierra
cultivable a causa de la presión demográfica, se une la inseguridad causada
por los grupos armados y la lacra de la violencia sexual. Las mujeres víctimas
de violaciones son estigmatizadas en su lugar de origen y se convierten en
parias rechazadas por sus comunidades. Sin tierra para cultivar se termina su
último recurso para subsistir.
El
Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (UN-Habitat, en
inglés) gestiona en RD Congo varios proyectos que tienen como objetivo apoyar
la puesta en marcha de políticas de gestión de los recursos naturales capaces
de facilitar la reintegración de los desplazados y refugiados por la guerra,
así como impulsar un desarrollo generador de oportunidades socioeconómicas
respetuoso con los derechos humanos. En colaboración con estructuras
comunitarias y de base, el equipo de UN-Habitat sensibiliza sobre la existencia
de mecanismos para resolver de forma pacífica conflictos de tierras y
promociona la creación de redes de mujeres y de hombres que luchan por la
igualdad de género al este de la RD Congo.
En este 8 de marzo de 2014, día internacional de
las mujeres, la voz de Micheline y de muchas otras congoleñas, se alza unida a
las voces de otras mujeres en todo el mundo, que con más fuerza que nunca
gritan contra la violencia, la guerra y la discriminación.
Voluntaria de
Naciones Unidas y responsable de comunicación en UN-Habitat en Goma, República
Democrática del Congo.
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"No habrá paz sin las mujeres"
"Las mujeres que empezamos una lucha somos feministas"
Mari L'hoeste.
El 26 de
Noviembre, con motivo del día contra la violencia de género, tuvo lugar la
charla "lucha contra la violencia machista: de Colombia a Asturias"
en la que tuvimos la oportunidad de hacer un recorrido por dos realidades muy
diferentes pero con un denominador común: la violencia estructural que sufren
las mujeres.
Patricia Simón de
periodismo humano y María Jesús L'hoeste del congreso de los pueblos de
Colombia presentaron el documental “No habrá paz sin las mujeres”, en el que
diferentes testimonios de mujeres víctimas de violaciones y todo tipo de
violencia, nos acercaron a la situación que están viviendo en Colombia en medio
de un conflicto armado.
En los años de
gobierno de Uribe fue cuando más creció económicamente el país pero también
donde más aumentó la desigualdad.
Un 10% se
empobreció muchísimo más y se evidenció mucho más la diferencia entre las
personas en situación de pobreza y la clase media.
Colombia es el
país con más desplazamientos internos del mundo (entre 5 y 6 millones de
personas). La mayoría, mujeres con hijos a su cargo y sin apoyo estatal
convertidas en personas sin recursos que quedan en la periferia y de las que se
alimenta el paramilitarismo a través de la trata con fines de explotación
sexual.
Las niñas que
viven en esas zonas son engañadas por los paramilitares ya que les venden que
van a trabajar como modelos pero terminan siendo esclavas sexuales de los
países ricos de Europa y Estados Unidos.
La violencia
sobre las mujeres se invisibiliza porque afecta a todas esas mujeres que no
aparecen: afrodescendientes, indígenas y las que viven en el ámbito rural.
Como en todos los
conflictos, el cuerpo de la mujer vuelve a ser el territorio en el que los
hombres vengan unos bandos de otros. Pero, en este caso, el mayor abuso ha sido
por parte del estado en connivencia con los grupos paramilitares.
Se estima que más
de un 80% de las violaciones han sido cometidas por los paramilitares y/o
militares.
"Este horror
que vivimos es justo que lo conozcan otros y otras. No para que lloren con
nosotras, si no para que se hagan más fuertes ustedes"
Mari L'Hoeste.
Por su parte, las
compañeras de la CSI, Ángeles Castellanos y Pilar del álamo nos hablan sobre la
realidad de las mujeres víctimas de violencia machista en Asturias.
Ángeles, tras
años de experiencia trabajando día a día con estas mujeres, comienza su
exposición desde la influencia que el capitalismo tiene en nuestras relaciones
sociales.
Una minoría
somete al resto por la violencia o el convencimiento mediante el sistema
ideológico. Dentro de este sistema subsiste la cultura patriarcal. Al
capitalismo le interesa muchísimo el patriarcado ya que en el mundo hay todo un
ejército de mujeres que trabajan gratis en todo el trabajo reproductivo: es un
ejército de esclavas.
¿Cómo se somete a
este ejército sin que se rebele? porque estamos convencidas de que ese es
nuestro papel: madres, esposas, cuidadoras...
También se apoya
en la violencia, que es instrumental ya que siempre se ejerce para un fin
determinado.
Algunos de los
factores de los que se sustenta esto son:
-Autoestima:
Pertenecemos a un género que está devaluado, enlazando con los casos de
violaciones que han contado las compañeras sobre Colombia.
- Amor romántico:
entrega total, media naranja (si eres media naranja significa que te falta otra
mitad para ser algo), sacrificio por el amor, etc...
En esta cultura
es normal que a la hora de elegir pareja se elija a un protector. Que si se
toma en serio su papel acabará diciendo " tú cállate", "tú que
sabrás", "tú de eso no entiendes".
Para llegar a una
solución es necesario crear procesos de empoderamiento; espacios donde las
mujeres podamos ir tomando nuestras propias decisiones, conociendo y siendo
críticas con el mundo.
Pilar, tras
contarnos sus experiencias sufriendo años de malos tratos, nos transmite un
mensaje positivo de valentía, lucha y superación.
Que no se siga
recortando en servicios públicos que hacen que no se atiendan correctamente las
llamadas de emergencia.
Que se creen
lugares donde las mujeres maltratadas sean tratadas dignamente ya que existen
centros institucionales (como la casa malva) donde los que atienden, en
ocasiones, son voluntarios sin formación. Y, a veces, estos centros parecen más
un régimen carcelario donde se droga a las mujeres que un lugar para ayudarlas.
Que no nos quiten
el derecho a decidir sobre nuestro cuerpo, poder elegir si se quiere ser madre
o no serlo.
"El
llamamiento que he venido haciendo desde Colombia es que hagamos que la frase
"lo que nos pasa a una nos pasa a todas" no sea una consigna hueca,
si no que hay que llenarla de contenido político. Llegó el momento de cambiar
en todos los terrenos, en la casa, la organización social, pero también en las
estructuras gubernamentales que nos permitan ganar poder y construir poder con
la gente"
Mari L'Hoeste.
María Corral. Muyeres en llucha CSI
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jueves, 13 de marzo de 2014
LA MUYER Y LA EDUCACIÓN
Les muyeres somos les grandes escaecíes dientro del sistema educativu. Nes aules tamos tresmitiendo la cultura sin muyeres y forxando un modelu de tresmisión cultural falsu, con un desconocimientu inmensu de la tradición cultural femenina.
Hai dellos estudios fechos
sobre la cantidá de muyeres lliteraries, científiques, periodistes,
historiadores etc. qu’apaecen citaes nos llibros de testu, qu’amuesan lo demoledores
que son estos datos, como por exemplu, el fechu na Universitat de València. De
109 editoriales de los cursos de 1º a 4º d'ESO, solo apaecíen muyeres nos
manuales, un 7,5% de les ocasiones. Esti
ye un mecanismu
de discriminación, qu’esclúi a les muyeres y dexa a les xovenes en sin referentes
femeninos ónde vése reflexaes. Esti fechu trai consigo un
desconocimientu de la tradición femenina, que conduz a que les muyeres nun
formemos parte nin de la memoria cultural, nin del orden social que vemos como
nuestro. Nesti procesu, la educación tien una responsabilidá fundamental.
Ya na Edá Media, la
lliteratura culta de la época, amuésanos una idea clara, el propósitu
de domesticar a les muyeres y la perda de poder d’estes en toles árees de la
vida social. Entamando pola perda de drechos a realizar actividaes
económiques, siguiendo pola separación d’espacios entre homes y muyeres, (onde
una muyer si salía sola a la cai corría’l riesgu de ser ridiculizada o atacada
sexualmente), el control de la so maternidá, del so trabayu, de les apariciones
en públicu o de que fueran a visitar poco a les sos families, inclusive dempués
del matrimoniu.
Hai un centenar de lleis y
nueves formes de tortura escontra les muyeres nesta época, dirixíes a controlar
el comportamientu de les muyeres dientro
y fora de casa, pa dexales sin autonomía nin poder social. Silvia Federici
amuesanos dellos exemplos nel so llibru Calibán
y la Bruja nel que nos reflexa
cómo a les muyeres acusaes de “regañones” se-yos ponía un bozal como a los
perros y yeren pasiaes peles cais, o a les prostitutes que se-yos enxaulaba y
se-yos sometíen a simulacros d’afogamientu, demientres s’instauraba la pena de
muerte pa les muyeres condergaes por adulteriu.
La caza de bruxes de la Edá
Media ye otru claro exemplu del control de la muyer. A
les que yeren consideraes demoniaques se-yos facíen atrocidaes humillantes que
ficieron que munches d’elles morrieren quemaes. Dende’l puntu de vista
económicu, social, cultural, políticu…la caza de bruxes foi una momentu
decisivu na vida de les muyeres. Destruyó too un mundu de práctiques femenines.
A
partir d’esa derrota, ábrese un nuevu modelu de feminidá: la muyer y la esposa
ideal que sigue presente en nuestros
díes, dempués de que les muyeres fueran sometíes a más de dos sieglos de terrorismu
d’Estáu.
Dientro d’esti contestu
históricu podemos entender por qué nun ye fasta mediaos del sieglu XIX, cuando
s’otorga’l drechu a la muyer a ser escolarizada n’escueles institucionales. Por
eso, la historia de les muyeres y la educación obligatoria y de baldre ye relativamente
curtía nel Estáu español.
Eso sí, fízose n’escueles
diferentes a los homes y con asignatures de coser y rezar como prioritaries,
con un altísimu grau d’absentismu escolar y con mui poques escueles. Fasta entós, les muyeres que queríen aprender
a lleer ya escribir, teníen que metese a monxes porque yera l’únicu llugar onde
se-yos permitíen aprendelo.
La educación concíbese como un drechu universal de toos y toes, sin embargu, nun ye asina, depende direutamente de los gobiernos
de turnu. Por eso, faen y desfaen lleis educatives cada cuatro años que nun dan
estabilidá nenguna al sistema educativu. Nun-yos importa la educación de
calidá, solo implantar les sos ideoloxíes. Un exemplu reciente ye la Llomce, cola que se
dexa fuera a dellos coleutivos sociales y plantega una serie de torgues a les
families que nun pueden permitise pagar la educación de los sos fíos y fíes.
Pero gobierne quien
gobierne, los partíos caltienen sos ideales machistes, patriarcales y
discriminatorios pa les muyeres y asina lo amuesen nes sos lleis. La llexislación educativa siempre defende un sistema formativu
que discrimina a la muyer. Por eso, ye tan importante pa ellos reproducir un
discursu educativu basáu na domesticidá de la muyer, ye dicir, muyer
sinónimu de cuidaos, de madre y d’esposa. Llegalizan una formación
sexista, diferencial, desigual, cuyu oxetivu ye que la educación de la muyer
xire en torno a la familia tradicional española (ya qu'esto n’otros países llaicos
nun pasa), desendolcándose la so identidá personal basáu nel matrimoniu y na maternidá, ensin
posibilidá de xenerar un proyeutu social, cultural o llaboral autónomu e
independiente.
Como ya s’esponía nel
Diariu de Sesiones de les Cortes Xenerales y Extraordinarias 1810- 1813.
Madrid
“Entiendo que, al contrario
de la instrucción de los hombres, que va dirigida al intelecto, al cerebro, la
enseñanza de las mujeres va dirigida al aprendizaje de las labores propias de
su sexo, a las cuestiones domésticas, siendo también necesario recurrir a los
principios morales y religiosos”.
Equí s’amuesa un exemplu cenciello de la educación sexista: La
muyer, educada na moral y les llabores de casa, demientres que l’home ta
educáu en conocimientos científicos y técnicos, ente otros.
Hai un bon garrapiellu de
premises llexislatives que condicionen la educación de la muyer na historia.
Eses pautes consoliden un sistema social, desigual, patriarcal y machista nel
que les muyeres quedaben supeditaes a l’autoridá del home, que yera siguir
siendo’l xefe de la familia. Poro, la muyer ve drásticamente limitada la so
capacidá de decidir sobre sí mesma y de vivir la so vida independiente.
La LLOMCE, ye
más de lo mesmo y reproduz un sistema endémicu que s’aplicaba hai cuantayá, por
exemplu, na Grecia clásica onde tolos filósofos yeren homes. Suponemos entós, que nin una muyer en Grecia
foi enxamás capaz de pensar por sí mesma.
Lo poco que se consiguió nos
caberos años en materia de drechos de la muyer, encárgase la nueva llei
d’erradicalos de nuevu. Lo fai al traviés d’un currículu ocultu y d’una ideoloxía neolliberal enmazcarada que, como
siempre, dexa a la muyer nun peldañu, o más, por debaxo del home.
De lo primer qu’esta llei
s’esmolez, ye de facer llegal la
segregación ente homes y muyeres y de da-y perres a los colexos concertaos
que lu faen, sobre too, a los colexos de sectes relixoses como l´Opus Dei.
Tamién, de protexer aun más la relixón
católica, contando esta asignatura pa la nota media.
Una relixón católica que trata a la muyer como una máquina de
reproducción masiva y que defende a un fetu enantes de la vida de la muyer. Una
relixón que tacha de descaraes, terroristes y pecadores a les muyeres que salen
a la cai a defender el so drechu a la vida, el so drechu a decidir.
Con esta nueva llei tará encubierta la privatización de les escueles
públiques. Los valores de competitividá y fomento de los emprendeores son
los puntos fuertes qu’usen pa realzar el capitalismu o la participación de les
empreses. Amás qu’inclúi axentes esternos que valoran, si ye o non, productiva
una escuela pública que lleva como consecuencia’l pieslle de munches escueles,
como por exemplu, les que tienen un altu porcentaxe d’etnies o escueles rurales
con pocos neños y neñes.
Otra torga que tamién ta
presente na educación actual, ye la muyer
como oxetu del home, muyer sometida a unes esixencies del sistema y de la
sociedá con unos estereotipos mui marcaos col so cuerpu, que tan creando problemes
de salú ente les neñes, problemes d’autoestima, d'inferioridá, complexos… que
munches vegaes traen una maxinación de les neñes que nun cumplen esti patrón
dende pequeñes y que ye un tipu d’acosu escolar y agresión escontra la muyer
que ya sufren dende adolescentes.
Anguaño, la sociedá ta refugando esta educación basada nos valores machistes, patriarcales y capitalistes con más puxu, pero depende del conxunto de la sociedá que se sustituya una cultura, fasta agora privada de les sos otres protagonistes, les muyeres. Cuya amputación ta dexándonos a toos ya toes, home y muyeres güérfanos d’un saber qu’a to@s nos pertenez. Y la educación debe tar na primera llínea d'aición.
Como dicía Freire 1921-1997. “La educación nun cambia'l mundu,
cambia a les persones que van cambiar el mundu”. Por ello, debemos siguir
lluchando por facenos un llugar nesta sociedá machista y xuninos cada vez
más homes y muyeres pa valtiar esta situación.
¡¡¡LLUCHEMOS POR UNA EDUCACIÓN QUE NUN SEYA SEXISTA, DESIGUAL E
INXUSTA!!!
María Fernández. Muyeres en llucha CSI
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¿Quién soy? y ¿Qué quiero hacer en mi vida?...
Existen numerosos motivos por los
que una mujer decide interrumpir su embarazo. Condiciones socioeconómicas,
laborales, de salud o afectivas juegan un papel importante en la decisión pero
la razón principal sigue siendo la que más se esconde: no todas las mujeres quieren ser madres, en un momento determinado
o a lo largo de su vida.
Rondaban los años 60 cuando Betty
Friedan afirmaba que "Una mujer debe
poder decir, y no sentirse culpable al hacerlo, ¿Quién soy? y ¿Qué quiero hacer
en mi vida?”. 50 años después nos
vemos condenadas a repetir constantemente sus palabras como si la sociedad
padeciera una especie de agnosia que no le permitiera reconocer situaciones
anteriormente vividas y aprendidas. Y es que sólo una cosa dijeron cierta en
Tradición digital (web católica) cuando nos dedicaron una entrada tras el
escrache que hicimos al Obispo de Oviedo y su auxiliar en la catedral: “portaban
pancartas con lemas tan poco originales y pasados de moda como: Nosotras
parimos, nosotras decidimos”.
¿Quién soy? y ¿Qué quiero hacer
en mi vida?... Soy una egoísta por hacerme estas preguntas y debo
sentirme culpable porque en un sistema capitalista como el nuestro, donde el trabajo es la principal fuente de
riqueza, mi cuerpo es visto como una máquina para la producción de
fuerza de trabajo y ésta debe ser controlada. Yo, para ser una mujer de
verdad, he de contribuir a la causa religiosamente con mi única función en
la vida: parir y criar. Siguiendo a Silvia Federecci “No es un problema de número, de cuánta
gente nace, pues mientras en unos países se acota la natalidad, a la vez, en
otros se fomenta. El sistema lo que busca es controlar y decidir dónde, cuándo
y con qué perfil nacerá su nueva mano de obra”.
Controlar el cuerpo de la mujer es
controlar nuestra capacidad reproductiva, nuestra sexualidad, nuestras formas
de relacionarnos y nuestro comportamiento en general. Controlar el cuerpo de la mujer significa controlar a la sociedad y,
por tanto, se convierte en la mejor garantía del mantenimiento de las
estructuras capitalistas y patriarcales.
A lo largo de la historia
diferentes momentos y actores han marcado el camino hasta construir una imagen de
la mujer tal y como la conocemos. A este respecto no podemos ignorar el papel
fundamental que la iglesia ha tenido y cómo desde épocas muy tempranas el clero
reconoció el poder que el deseo sexual confería a las mujeres sobre los hombres
tratando siempre de exorcizarlo. Se adoptaron legislaciones represivas bajo la
influencia directa de la iglesia, politizando la sexualidad y convirtiéndola en
una cuestión de Estado.
En este contexto y hasta la
actualidad, los métodos anticonceptivos fueron también criminalizados
puesto que su función es evitar la concepción y, por tanto, el fin único
de las relaciones sexuales: “cuando
deliberadamente se quita de ese acto la capacidad de dar la vida, de engendrar,
de ser fecundos, ese acto se vuelve mentiroso. En la anticoncepción, la
procreación se convierte en el 'enemigo' a evitar en la práctica de la
sexualidad. Esta práctica tiene su raíz en una mentalidad hedonista, es decir,
egoísta, que pone el placer por encima de todo”. (Juan Pablo II,
Evangelium vitae, 23)
Algo tan natural y humano como
disfrutar y buscar placer en las relaciones sexuales es condenado drásticamente
por la iglesia y esto, como he mencionado anteriormente, ha tenido graves
consecuencias en las formas de relacionarnos creando una imagen de mujer como
<<sinónimo de madre>>.
“La libertad de la maternidad es la que hace a las mujeres auténticamente
mujeres” afirmaba Gallardón para justificar las políticas que está llevando
a cabo el Partido Popular en materia de aborto. "En definitiva, vamos a defender el derecho y la dignidad de
la mujer como uno de los derechos fundamentales que es del derecho a la
maternidad”.
Utilizan el lenguaje de forma perversa. Utilizan el lenguaje como
disfraces de carnaval. Hablan del derecho a la maternidad pero ¿Acaso nos
dan derecho a decir si queremos ser madres? ¿Acaso nos dejan alternativas? Si
no tengo otra opción al quedarme embarazada que la de ser madre; si no puedo
decidir sobre mi propio cuerpo y vida; si me condenan a parir en contra de mi
voluntad, pueden llamarlo obligación, tortura, castigo o imposición pero, por
favor, que no se atrevan encima a llamarlo derecho y a decir que con ello
defienden nuestra dignidad.
Dignidad de la mujer es poder
llegar a una maternidad consciente y decidida, en las mejores condiciones y
sin ningún elemento externo que intervenga en su decisión; tener garantizada una adecuada educación sexual sin tapujos
moralistas para poder decidir libremente qué hacer y cómo hacerlo; optar a información y acceso a métodos
anticonceptivos para que no se den casos de embarazos no deseados; contar con las mejores condiciones para que
si, a pesar de lo anterior, se queda embarazada en contra de su voluntad, pueda ser atendida en condiciones de
salubridad que no pongan en riesgo su vida. En definitiva, dignidad de la mujer es poder decidir qué quiere hacer
en su vida.
Ni a Gallardón, ni al PP, ni al
foro de la familia con sus asociaciones cínicamente autodenominadas “pro-vida”
con RedMadre a la cabeza, les importa lo más mínimo la vida. Si así fuera, no
condenarían a millones de mujeres a una posible muerte por el hecho de querer
interrumpir un embarazo no deseado.
Cuando defendemos el derecho a un aborto libre, seguro y gratuito
estamos luchando contra la conservación de sus privilegios. Nos estamos
oponiendo a que se aprovechen de la situación de necesidad para adoctrinar con
su evangelio, a salvaguardar las costumbres morales con la familia tradicional como
célula fundamental y a mantener su ejército de mujeres trabajadoras
no-asalariadas en el hogar. En la actual crisis, nos han convertido en
amortiguadoras de los recortes sanitarios y el desmantelamiento de la cobertura
social.
Pero no vamos a rendirnos porque cada
día somos más las que plantamos cara a sus imposiciones y las que, sin
sentirnos culpables, unidas decimos:
¡Soy una mujer y en mi vida decido yo!
Tamara Corral. Muyeres en llucha CSI
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8 de marzu Día de la muyer trabayaora: Siguimos na llucha
Según
el Diccionario Ideológico Feminista de Victoria Sau, “se considera una jornada de lucha feminista en todo el mundo en
conmemoración del día 8 de marzo de 1908 en que las trabajadoras de una fábrica
textil de Nueva York llamada Cotton declararon una huelga en protesta por las
condiciones insoportables de trabajo. El dueño no aceptó la huelga y las
obreras ocuparon la fábrica. El dueño cerró las puertas y prendió fuego
muriendo abrasadas las 129 trabajadoras que había dentro (…)”.
Anque
hai muncha controversia pol orixen del 8 de marzu, ya inclusu les historiadores
Liliane Kandel y François Picq afirmen que'l mitu qu'asitia la manifestación
nel añu 1857 foi creáu en 1955 pa esaniciar el calter comunista que más tarde
adquiriría'l Día Internacional de la Muyer, equí nun mos vamos centramos nel
orixen, sinon nes lluches qu’entovía enfrentamos ya que’l mitu que mos venden
d’igualdá ye sólo eso un mitu y non una realidá. Les desigualdaes siguen ehí, más
o menos ocultes, y la desigualdá llaboral ye una d’elles.
Nes
últimes décades dieronse cambios perimportantes nel mercáu llaboral, destacando
la masiva incorporación de les muyeres qu’entendieron que la so lliberación
pasaba pola so emancipación económica, lo que produxó una feminización del
coleutivu asalariáu. Pero esta incorporación fizose en condiciones de
precariedá. Les torgues nel accesu y condiciones llaborales, la segregación
sectorial y ocupacional, l’ausencia de medíes que favorezcan la
corresponsabilidá, de mídies de conciliación ente tiempu de trabayu y el tiempu
de vida, o’l repartu desigual del trabayu familiar y domésticu son clave nes
desigualdaes ente homes y muyeres llimitando l’autonomía d’éstes, nes que
siguen recayendo, como norma xeneral, los cuidaos de les persones ya’l
mantenimientu la casa. Como consecuencia, son menos les oportunidaes a la hora
d’encontrar un trabayu, ya qu’esti tien qu’adecuase a eses obligaciones
sociales. Esta ye la razón de qu’haiga más muyeres moviéndose dientro y fuera
de la economía formal, en trabayos temporales o eventuales, en trabayos a
tiempo parcial o intermitentes, y en trabayos nel hogar. Tamién qu’en tiempos
de crisis esos emplegos seyan los primeros en destruyise, porqu’a pesar de los
avances, la ideoloxía dominante y católica nel Estáu español sigue diciendo
qu’el trabayu del home, como cabeza de familia, ye l’importante, y el de la
muyer ye un complementu.
Ya inclusu nos conflictos llaborales
protagonizaos na mayor parte, o totalmente, por muyeres vense eses disigualdaes, cuando les compañeres
tienen que sentir que-yos digan demientres peleen pol puestu de trabayu que
meyor taben en casa cuidando de la familia, o guarra, vete a fregar. ¿Se-y
ocurre a dalguien que-y digan eso a un compañeru que ta peleando polos drechos
llaborales o pol non zarru d’una empresa como elles?
Los
llogros políticos d’igualdá d’oportunidaes, son llogros parciales. Llogros
qu’amás nun afecten a toles muyeres por igual, sinon que dependen de la clase
social, la raza y la nacionalidá. Pa les muyeres probes los avances fueron
mínimos, casi inesistentes. Hai un llentu reconocimientu del trabayu asalariáu
femeninu, agraváu pola estafa que llamen crisis, cola que pretenden tornar a
relegamos nel hogar. Nel siglu XXI, tras varies conferencies internacionales de
la muyer, de cientos de planes d’igualdá, de toles direutives, lleis, reglaments,
convenios, … de toles muyeres que pelearon y dieron colos sos güesos na cárcel
o na tumba, sigue habiendo fondes desigualdaes en tolos niveles, y tamién nel
acceso a los recursos económicos, lo que lleva a desigualdaes en drechos. Vese
claro cuando los recortes en servicios, en drechos fundamentales significa una
mayor precariedá y esclusión femenina, cuando los retayos de la cobertura pública
de dependencia tienen un efeutu direutu nes muyeres. Estos son sintomes d’una
sociedá onde nun s’avanzó lo suficiente n’igualdá d’oportunidaes. Que los
cuidados sigan recayendo, xeneralmente, sobre les muyeres y nun haya polítiques
de repartu igualitariu de cuidados ya intervención nel hogar ente pas y mas,
vuelve a apartar a les muyeres de la vida pública y-yos fraya les sos
espectatives llaborales.
Anque
l’Artículo 28 del Estatutu de los Trabayaores diz que “l’empresariu ta obligáu a pagar pola prestación d’un trabayu d’igual
valor la mesma retribución, satisfecha direuta o indireutamente, y cualesquiera
que seya la natura de la mesma, salarial o extrasalarial, ensin que puea
producise discriminación dalguna por razón de sexo en nengún de los elementos o
condiciones d’aquélla”, esto continúa siendo güei una asignatura pendiente
ya que la brecha salarial perxudica seriamente a les muyeres,
independientemente del seutor nel que trabayen, la categoría profesional
qu’ocupen, la modalidá de contratu, el tipu de xornada o la Comunidá Autónoma
na que residan.
Amás
anque l’Estatutu diga qu’a un trabayu d’igual valor un mesmu salariu, les
muyeres siempre cobraron ente un 20 y un 30% menos en trabayos d’igual valor.
Esto ye posible, a pesar de les lleis porque les empreses solo tienen que
camudar el nome del puestu trabayu: si ye un home ye “mantenimientu de
llimpieza”, la muyer ye “llimpiadora de
segunda”. Faese lo mesmo pero cobrase menos. Fecha la llei, fecha la trampa.
A
esto sumamos les reformes llaborales que dan prioridá al conveníu d’empresa o
grupu d’empreses, sobre’l conveníu sectorial estatal, autonómicu o d’ámbitu
inferior. Cola pérdida d’un marcu mínimu de regulación sobre la igualdá de
tratu y oportunidaes en xeneral retrocediéndose nes condiciones llaborales de
les muyeres. Y colos nuevos tipos de contratos, qu’empeoren les condiciones de
trabayu, como les modificaciones na reducción de la xornada guarda llegal, la
desregulación de la xornada llaboral, l’ampliación de xornada pal personal de
les Alministraciones Públiques, l’ampliación del horariu comercial o les
facilidaes de les empreses pa descolgase del conveníu coleutivu d’aplicación,
hai un altu riesgu d’individualización ya inclusu de perdida de drechos en xeneral,
y d’empeoramientu nes condiciones llaborales de les trabayaores, amás de la
espulsión d’éstes del mercáu llaboral.
La
Comisión Europea señala que la crisis actual amenaza los avances consiguíos en
materia d’igualdá ente homes y muyeres. La destrucción d’emplegu públicu, los
recortes en sanidá, educación, servicios sociales perxudica a les muyeres
doblemente: por un lláu porque destruye emplegu en seutores tradicionalmente
femeninos, por otru lláu al recayer sobre elles los cuidados de familiares que
l’estáu dexa de cubrir. Amás les muyeres victimes de la violencia machista tan
más desprotexíes que nunca, ya que nos presupuestos xenerales la partida
destinada a combatirla vese cada vez más reducía, siendo un 26,9 % inferior
güei que nel 2011.
Anque
prefeririemos que fuera verdá qu’a les persones se les xuzga, tanto pa trabayar
como en cualesquier otra faceta de la vida, po la so capacidá, les coses nun
son asina. Ante nos tenemos aún una sociedá de desigualdaes y privilexios, y ye
trabayu de nós, homes y muyeres d’izquierda, analízalo, sacalo a la lluz, anque
seya incomodo, p’asina poder lluchar escontra ello y poder cambialo. Porque
negar les coses ye la manera más fácil de mirar pa otru lláu, dicir a mí eso
nun me toca, y perpetualo. Por eso como sindicatu de clase tenemos la
obligación de denunciar y pelear pa camudar esta sociedá, y toles desigualdaes
que por raza, procedencia o sexu impón una sociedá capitalista y patriarcal.
Mónica García. Muyeres en llucha CSI
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Aunque hay mucha controversia por el
origen del 8 de marzo, e incluso las historiadoras Liliane Kandel y François
Picq afirman que el mito en el que se asienta sobre la manifestación en el año
1857 fue creado en 1955 para ensalzar el carácter comunista que más tarde
adquiriría el día internacional de la mujer, aquí no nos vamos a centrar en el
origen, si no en las luchas que todavía enfrentamos y que el mito que nos
venden de igualdad es sólo eso, un mito y no una realidad. Las desigualdades
siguen ahí, más o menos ocultas, y la desigualdad laboral es una de ellas.
En las últimas décadas se dieron
cambios muy importantes en el mercado laboral, destacando la masiva
incorporación de las mujeres que entendieron que su liberaxión pasaba por su
emancipación económica, lo que produjo una feminización del colectivo
asalariado. Pero esta incorporación se hizo en condiciones de precariedad. Los obstáculos
en el acceso y condiciones laborales, la segregación sectorial y ocupacional,
la ausencia de medidas que favorezcan la corresponsabilidad, de medidas de
conciliación entre tiempo de trabajo y el tiempo de vida, o el reparto desigual
del trabajo familiar y doméstico son clave en las desigualdades entre hombres y
mujeres limitando la autonomía de estas, en las que sigue recayendo como norma
general, los cuidados de las personas y el mantenimiento de la casa.
Como consecuencia, son menos las
oportunidades a la hora de encontrar un trabajo, ya que este tiene que
adecuarse a esas obligaciones sociales. Esta es la razón de que haya más
mujeres moviéndose dentro y fuera de la economía formal en trabajos temporales
o eventuales, en trabajos a tiempo parcial o intermitentes y en trabajos en el
hogar. También que en tiempos de crisis esos empleos sean los primeros en
destruirse, porque a pesar de los avances, la ideología dominante y católica en
el Estado español sigue diciendo que el trabajo del hombre, como cabeza de
familia, es el importante y el de la mujer es un complemento.
Incluso en los conflictos laborales
protagonizados en mayor parte o totalmente por mujeres se ven esas
desigualdades, cuando las compañeras tienen que escuchar que les digan mientras
pelean por su puesto de trabajao que mejor estaban en casa cuidando de la
familia o “guarra, vete a fregar”. ¿Se le ocurre a alguien que le digan eso a
un compañero que está peleando por los derechos laborales o porque no cierren
una empresa como ellas?
Los
logros políticos de igualdad de oportunidades, son logros parciales. Logros
que, además, no afectan a todas las mujeres por igual, sino que depende de la
clase social, la raza y la nacionalidad. Para las mujeres pobres los avances
han sido mínimos, casi inexistentes. Hay un lento reconocimiento del trabajo
asalariado femenino, agravado por la estafa que llaman crisis, con la que
pretenden volver a relegarnos al hogar.
En
el S.XXI, tras varias conferencias internacionales de la mujer, de cientos de
planes de igualdad, de todas las directivas, leyes, reglamentos, convenios,
etc. de todas las mujeres que pelearon y dieron con sus huesos en la cárcel o
en la tumba, sigue habiendo grandes desigualdades en todos los niveles y
también en el acceso a los recursos económicos, lo que lleva a desigualdades en
derechos.
Se
ve claro cuando los recortes en servicios y en derechos fundamentales significa
una mayor precariedad y exclusión femenina, cuando los recortes de la cobertura
pública de dependencia tienen un efecto directo en las mujeres. Estos son
síntomas de una sociedad donde no se ha avanzado lo suficiente en igualdad de
oportunidades. Que los cuidados sigan recayendo generalmente sobre las mujeres
y no haya políticas de reparto igualitario de los cuidados e intervención en el
hogar entre padres y madres, vuelve a apartar a las mujeres de la vida pública
y quiebra sus expectativas laborales.
Aunque
el artículo 28 del estatuto de los trabajadores dice que “el empresario está
obligado a pagar por la prestación de un trabajo de igual valor la misma
retribución, satisfecha directa o indirectamente, y cualquiera sea la
naturaleza de la misma, salarial o extrasalarial, sin que pueda producirse
discriminación alguna por razón de sexoen ninguno de los elementos o
condiciones de aquella” esto continúa siendo hoy una asignatura pendiente ya
que la brecha salarial perjudica seriamente a las mujeres, independientemente
del sector en el que trabajen, la categoría profesional que ocupen, la
modalidad de contrato, el tipo de jornada o la comunidad autónoma en la que
residan.
Además,
aunque el estatuto diga que a un trabajo de igual valor un mismo salario, las
mujeres siempre cobraron entre un 20 y un 30% en trabajos de igual valor. Esto
es posible, a pesar de las leyes, porque las empresas solo tienen que cambiar
el nombre del puesto de trabajao: si es un hombre es “mantenimiento de limpieza”,
la mujer “limpiadora de segunda”. Se hace lo mismo pero se cobra menos. Hecha la
ley, hecha la trampa.
A
esto le sumamos las reformas laborales, que dan prioridad al convenio de
empresa o al grupo de empresas sobre el convenio sectorial estatal, autonómico o
de ámbito inferior. Con la pérdida de un marco mínimo de regulación sobre la
igualdad de trato y oportunidades en general- retrocediéndose en las condiciones
laborales de las mujeres-, y con los nuevos tipos de contratos que empeoran las
condiciones de trabajo, -como las modificaciones en la reducción de la jornada
guarda legal, la desregulación de la jornada laboral, la ampliación de la
jornada para el personal de las Administraciones Públicas, la ampliación del
horario comercial o las facilidades de las empresas de descolgarse del convenio
colectivo de aplicación-, hay un alto riesgo de individualización e incluso de pérdida de derechos en general,
y de empeoramiento en las condiciones laborales de las trabajadoras, además de
la expulsión de estas del mercado laboral.
La
comisión Européa señala que la crisis actual amenaza los avances conseguidos en
materia de igualdad entre hombres y mujeres. La destrucción de empleo público,
los recortes en sanidad, educación, servicios sociales, prjudica a las mujeres
doblemente: por un lado porque destruye empleos en sectores tradicionalmente
femeninos, por otro lado al recaer sobre ellas los cuidados de familiares que
el estado deja de cubrir. Además, las mujeres víctimas de la violencia machista
están más desprotegidas que nunca, ya que en los presupuestos generales la
partida destinada a combatirla se ve cada vez más reducida, siendo un 26,9%
inferior hoy que en el 2011.
Aunque
preferiríamos que fuera verdad que a las personas se las juzga tanto para
trabajar como en cualquier otra faceta de la vida, por su capacidad, las cosas
no son así. Ante nosotras tenemos aún
una sociedad de desigualdades y privilegios y es trabajo nuestro,
hombres y mujeres de izquierda, analizarlo, sacarlo a la luz aunque sea
incómodo, para así poder luchar contra ello y poder cambiarlo. Porque negar las
cosas es la manera más fácil de mirar para otro lado, decir “a mí eso no me
toca” y perpetuarlo. Por eso, como sindicato de clase, tenemos la obligación de
denunciar y pelear para cambiar esta sociedad y todas las desigualdades que por
raza, procedencia o sexo impone una sociedad capitalista y patriarcal.
Información sobre el origen del 8 de marzo:
Pal cambiu..."Tenemos qu’entamar pela nuesa propia casa"
Llegamos a este 8 de marzo en condiciones de retroceso, en
lo que a los derechos de la mujer se refiere.
La reforma de la ley del aborto, impulsada por el PP de
Gallardón, obliga a la mujer a ser madre a la fuerza, transformando en un deber
lo que jamás tiene que dejar de ser una opción libre. En este sentido, la CSI
se posiciona abiertamente, de forma clara, contundente y sin fisuras, por el
aborto libre, legal, seguro, gratuito y con la voluntad de la mujer como único
factor a tener en cuenta en el momento de escoger tan importante decisión.
Por otro lado, los asesinatos y agresiones de todo tipo a
las mujeres, continúan produciéndose mientras que la gran mayoría de
responsables políticos y políticas despliegan miles de lazos violetas, tan
inútiles como hipócritas, a las puertas de parlamentos y ayuntamientos.
Inútiles e hipócritas ellos, ellas y los lazos.
Si a todo esto le sumamos el paro brutal entre las mujeres,
la discriminación laboral y las peores condiciones de sueldo y trabajo con
respecto a los hombres o la sobrecarga de trabajo que les suponen las tareas
domésticas y familiares, nos encontramos con una situación insoportable para un
mal llamado “colectivo” que, no nos engañemos, es una realidad que suenta con
más del 50% de la población.
Y esta situación está acabando, de alguna manera, formando
parte del paisaje cotidiano de una sociedad que parece aceptarlo como un mal
irremediable.
Para cambiar esta situación, tenemos que empezar por nuestra
propia casa. La participación de las compañeras en todas y cada una de nuestras
estructuras organizativas, actos públicos y movilizaciones (ejecutivas, órganos
de dirección, asambleas, congresos, intervenciones públicas, ruedas de prensa,
etc.) tiene que ir creciendo hasta conseguir la igualdad que decimos defender.
En este sentido, existe dentro del sindicato un colectivo de
mujeres llamado “Mujeres en lucha, CSI”. Apoyar sus reivindicaciones y luchas,
dentro y fuera del sindicato, es una labor, no solo ineludible para el conjunto
de la CSI, sino imprescindible, como decimos en nuestros carteles, para hacer
lo que se dice.
Allegamos a esti 8 de marzu nunes condiciones de retrocesu,
no qu’a los derechos de la muyer se refier.
La reforma de la llei del albuertu, impulsada pol PP de
Gallardón, obliga a la muyer a ser ma a la fuercia, tornando nun deber lo qu’enxamás
tien de dexar de ser una opción llibre. Nesi sen, la CSI posiciónase
abiertamente, de forma clara, contundente y ensin fisures, pol albuertu llibre,
legal, seguru, de baldre y cola voluntá de la muyer como únici factor a tener
en cuenta nel momento de garrar tan importante decisión.
Per otru llau, los asesinatos y agresiones de tou tipu a les
muyeres, continúen produciéndose de mientres que la gran mayoría de
responsables políticos y polítiques desplieguen milenta de llazos violetes, tan
inútiles como hipócrites, a les puertes de parllamentos y ayuntamientos.
Inútiles ya hipócrites, ellos, elles y los llazos.
Si a too esto-y amestamos el paru brutal ente les muyeres,
la discriminación llaboral y les peores condiciones de sueldu y trabayu con
respeutu a los homes o la sobrecarga de trabayu que-yos suponen les tarees
doméstiques y familiares, atopámonos con una situación insoportable pa un mal
nomáu “coleutivu” que, nun nos engañemos, ye una realidá que cuenta con más del
50% la población.
Y esta situación ta acabando, dalguna manera, formando parte
del paisaxe cotidianu dúna sociedá que parez aceutalo comu un mal irremediable.
Pa cambiar esta situación, tenemos qu’entamar pela nuesa
propia casa. La participación de les compañeres en toes y caúna de les nueces estructures
organizatives, actos públicos y movilizaciones (executives, órganos de
direición, asamblees, congresos, intervenciones publiques, ruedes de prensa,…)
tien que dir xorreciendo hasta algamar la igualdá que decimos defender.
Nesti sen, existe dientru’l sindicatu, un coleutivu muyeres,
nomáu “Muyeres en llucha, CSI”. Apoyar les sos reivindicaciones y les sos
lluches, dientru y fuera’l sindicatu, ye un llabor, non sólo ineludible pal
conxuntu la CSI, sinon imprescindible, como decimos nos nuesos cartelos, pa
facer lo que se diz.
martes, 11 de marzo de 2014
viernes, 7 de marzo de 2014
LA VUESA REPRESIÓN NUN MOS VA TAPAR LA BOCA
Dende'l grupu de muyeres en llucha de la CSI queremos faer
pública nuesa solidaridá colos y les compañeres que salen a la cai a lluchar
por una sociedá más xusta y amosar la nuesa repulsa escontra la represión que
sufrimos les persones que nin mos conformamos nin mos rindimos.
Apocayá llegaron comunicaciones del Principáu a compañeros y
compañeres pa un xuiciu de faltes el
próximu día 7 d'abril a les 10:30 h nos Xulgaos de Xixón (al lláu de la
estación de FEVE). Les parés glayaron “Albuertu
llibre, seguru y gratuitu” y el PSOE
respondió con una comunicación de xuiciu de faltes a les/los nuesos/es
compañeros y compañeres; esi mesmu PSOE que con tanta hipocresía vemos
despolvoriar la bandera violeta y quier encabezar el refugu a la reforma de la
llei del albuertu de Gallardón.
L'espaciu públicu, común, foise privatizando hasta'l puntu
que la publicidá forma parte del paisaxe urbanístico construyendo un imaxinariu
hexemónicu difícilmente cuestionable. Les grandes empreses y partíos que pueden
financiálo a costa de nós, son los únicos con derechu a espresase y
convirtieron al pueblu en suxetos receptores pasivos o en posibles clientes que'l
so únicu derechu ye escoyer ente'l móvil d'última xeneración y l'aspiradora
intelixente. Los nuesos problemes reales, esmoliciones, opiniones y los nuesos
derechos nun tienen sitiu.
Nós nun tenemos valles publicitaries al nuesu serviciu, nin radios,
nin periódicos y televisiones con gran financiamientu. Nós tenemos les nueses voces,
les cais y les muries y nun pensamos arrenunciar a ellos por más represión que
nos impongan. Agora la represión llámase multa: más individual y más silenciosa
pero igual de dañible ya inxusta cuando recai sobre un pueblu cada vez más
aprobetáu.
Por eso tenemos de resistir. Recuperemos la cai, recuperemos
les muries, recuperemos l'espaciu común, recuperemos la voz, y glayemos bien
alto pa romper les cadenes y la mordaza que quieren imponenos.
Quiérennos con mieu, sumises y esclaves. Nós respondemos con
unidá y solidaridá.
¡Si mos toquen a una, tóquenmos a toes!
¡Escontra la represión, nenguna persona sola!
¡Xusticia social!
VUESTRA
REPRESIÓN NO NOS TAPARÁ LA BOCA
Desde el grupo de mujeres en lucha de la CSI
queremos hacer pública nuestra solidaridad con los y las compañeras que salen a
la calle a luchar por una sociedad más justa y mostrar nuestra repulsa hacia la
represión que sufrimos las personas que ni nos conformamos ni nos rendimos.
Recientemente han llegado
comunicaciones del Principado a compañeros y compañeras para un juicio de faltas el próximo día 7 de abril a las
10:30h en los Juzgados de Gijón (al lado de la estación de FEVE). Las paredes gritaron “Aborto libre, seguro
y gratuito” y el PSOE respondió con una comunicación de juicio de faltas a
nuestros compañeros y compañeras; ese mismo PSOE que con tanta hipocresía vemos
desempolvar la bandera violeta y quiere encabezar el rechazo a la reforma de la
ley del aborto de Gallardón.
El espacio público, común,
se ha ido privatizando hasta el punto que la publicidad forma parte del paisaje
urbanístico construyendo un imaginario hegemónico difícilmente cuestionable.
Las grandes empresas y partidos que pueden financiárselo a costa nuestra, son
los únicos con derecho a expresarse y han convertido al pueblo en sujetos receptores pasivos o en posibles
clientes cuyo único derecho es escoger entre el móvil de última generación y la
aspiradora inteligente. Nuestros
problemas reales, preocupaciones, opiniones y nuestros derechos no tienen
sitio.
Nosotras no tenemos vallas
publicitarias a nuestro servicio, ni radios que lleguen a todas partes, o
periódicos y televisiones con gran financiación. Nosotras tenemos voces, calles
y muros y no pensamos renunciar a ellos por más represión que nos impongan. Ahora la represión se llama multa: más
individual y más silenciosa pero igual de dañina e injusta cuando recae sobre
un pueblo cada vez más empobrecido.
Por
eso debemos resistir. Recuperemos la calle, recuperemos los muros, recuperemos el
espacio común, recuperemos la voz, y gritemos bien alto para romper las cadenas
y la mordaza que nos quieren imponer.
Nos quieren con miedo,
sumisas y esclavas. Nosotras respondemos con unidad y solidaridad.
¡Si nos tocan a una, nos tocan a todas!
¡Contra la represión, ninguna persona sola!
¡Justicia social!
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